La professión
La figura del procurador
El procurador de los tribunales tiene como principal objetivo la representación de aquellos ciudadanos, empresas y entidades que forman parte en cualquier clase de procedimiento judicial.
Es un profesional liberal e independiente, licenciado o graduado en derecho, que conoce el funcionamiento de los órganos jurídicos y que garantiza la igualdad de las partes en el proceso judicial, a las cuales representa de varias maneras:
- Directa, porque el procurador no actúa en nombre propio, sino que realiza un acto jurídico en nombre de un tercero.
- Voluntaria, porque la representación del procurador se concede, generalmente, mediante poder, con libertad para elegir procurador.
- Legal, porque es preceptiva en la mayoría de los procesos.
- Técnica, porque es necesaria calificación jurídica, especialmente en Derecho Procesal.
El procurador actúa en todas las jurisdicciones del derecho y participa en todo el procedimiento judicial, responsabilizándose del mismo y agilizando los trámites, además de ofrecer una comunicación objetiva y fidedigna sobre su desarrollo. Asimismo, tramita al abogado todas las resoluciones y escritos que presenta y vela por los intereses del cliente guardando el secreto profesional. Es, en definitiva, un verdadero especialista en el ámbito de la ejecución judicial y un colaborador necesario de la Administración de Justicia.